Juan Pérez Sánchez, conocido artísticamente como Canalejas de Puerto Real, nació en el año 1905 en el conocido callejón del Obispo de Puerto Real (Cádiz/Andalucía). Cantaor de flamenco descendiente en su tercera generación de la
familia gitana de Jerez de "los Paquirri".
El apodo de Canalejas se debe a una característica de la
época de comparar a la gente con personalidades de entonces aunque sin que
faltara la picaresca y las contradicciones propias de los tiempos y de este
rincón salpicado de gracia y salero. Por lo tanto a él como a su hermano le pusieron Canalejas y
Moret respectivamente remedando su propia familia (tal vez el mismo padre) a
sus hijos varones con éstos célebres políticos con los que quizá tuvieran algún
parecido o características en razón a sus formas de ser o de carácter
"serio" el uno "simpaticón" el otro, comparable con los
líderes de la segunda república española. Lo cierto es que estos hermanos
siempre estuvieron juntos en su infancia, tanto para buscarse "dos
pesetas" con él, mariscando por estas ricas zonas de los puertos, como
para ir a buscar alguna que otra fiesta por los entornos de su localidad natal
(de los siete hermanos que eran, con Moret era sin duda, con el que más hacía).
Cierta noche fueron Canalejas y Moret al teatro Real de San
Fernando a escuchar a Manuel Torre, no quedando (al menos buenos aficionados)
contentos con la actuación del genial maestro de los duendes negros y a la
mañana siguiente, tal vez de madrugada, en la reunión que solían tener los
cabales después de cualquier actuación, se coló como de rondón el jovencísimo
puertorrealeño y en medio de los aficionados allí presentes se arrancó por
seguiriya, haciéndole el cambio de Manuel Torre y dejando con apenas 13 años
boquiabiertos a los grandes aficionados que en torno al maestro jerezano se
dieron cita. Esto iba a suponer algo muy importante para el futuro de
este joven mocetón, pues ya no se trataba de cantar (cosa que hacía con
regularidad) por las bodas o bautizos de Puerto Real o algún cortijo de la
zona, sino que se trataba de cantar en una reunión de cabales después de oír al
gitano más puro que según muchos dio el cante y cantando precisamente su
particular seguiriya, animándole a seguir por esa línea de pureza los allí
presente y regalándole (quizá su primer jornal) la nada despreciable cantidad
por entonces de cincuenta pesetas. ¡Mucho tenían que mariscar Canalejas y Moret
para conseguir diez duritos (como ellos mismos decían), y esa noche lo hizo
Juan con un cante y a gusto con lo que hacía!.
Pronto dejó, al menos de forma continua, el marisqueo para
intentar la "aventura" y trabajar en los astilleros conocidos en
Puerto Real como el dique, comprándose él mismo las herramientas necesarias
para la carpintería y presentándose a examen que aprobaría más por su voluntad
que por sus destrezas, el oficio de carpintero, colocándose en el comentado
dique como peón. Mientras tanto seguía su vida flamenca entre reuniones,
bodas, bautizos con alguna que otra actuación en los modestos cafés cantantes
que había en Puerto Real, San Fernando o en Jerez, cobrando las menos de las
veces tres o cuatro duritos que le ayudaban a esos gastitos que ya nuestro
cantaor empezaba a tener, pues ya se producían sus pequeños escarceos con los
amigos dentro del ambiente flamenco, cosa que al puertorrealeño le encantaba. Además de los cantes del Torre, le gustaba a Canalejas
realizar los del otro gran maestro de Jerez, el Niño Gloria, sobre todo sus
fandangos y saetas, sin que faltaran los tangos, soleares o bulerías de la Niña
de los Peines.
Era este su amplio repertorio con la incorporación de algún
tímido fandanguillo que modestamente empezaba él mismo a crear sobre todo en
principio en lo que a letra se refiere, para más tarde imprimirle su sello
personal a este cante que le diera fama. En uno de estos cafés cantantes de la localidad de Puerto
Real, estuvo cierto día un aficionado flamenco que trabajaba como Inspector de
Hacienda de la Compañía Trasatlántica y se asombró de las buenas maneras que
este peón carpintero tenía con los rebuscados tercios de los cantes a compás
diciéndole según cuentan los mismos miembros de su familia: "¡Niño, tu trabajas aquí con lo que vales!". El conocer a este inspector de la compañía naviera y la
amistad con Rafael Cabeza cocinero del Magallanes, padre a su vez de un buen
aficionado de la localidad, hace que se traslade a Barcelona como polizón en el
mencionado barco, empezando para Juan su aventura flamenca en Barcelona.
Ya en Barcelona y de la mano del mencionado Rafael Cabeza,
frecuentó los lugares donde el flamenco tenía lugar, empezando pronto a darse a
conocer, unos dicen que con el nombre de Niño de Jerez, otros con el de
Canalejas de Jerez, como para abrirse más camino en este difícil mundillo, pero
lo único cierto es que utilizó el nombre por el que siempre fue conocido y que
llevará con orgullo por toda España: Canalejas de Puerto Real. A partir del año 1932 comenzó a tener gran popularidad y
aunque Barcelona le sirviera en principio y de manera circunstancial de base,
va actuando de forma alterna por Valencia y por Madrid, donde debuta con el
Pena hijo y con el célebre Angelillo en el Salón Olimpia, hasta que en el año
1934 junto a José Cepero, se presenta en el conocido y desaparecido Circo Price
de Madrid. La creación de Canalejas, Rocío, cantada con su estilo peculiar
por fiesta, supuso la novedad del año 34 y pedida constantemente por el
numeroso público que acudía a verlo en su primera gira por toda la geografía
española en unión de Pastora Pavón "La Niña de los Peines" y de José Tejada (Pepe
Marchena), realizando a partir de entonces abundantes giras junto a Pastora,
Pepe Marchena, el Sevillano y todos los grandes artistas de entonces, a la par
que grababa por vez primeras estos cantes, con este su peculiar estilo, con
Rocío como su principal aportación a la discografía flamenca por
entonces.
Durante los años 1935 y 1936, va actuando por los distintos
teatros de España hasta que al empezar la guerra civil, que le coge entre
actuaciones por Sevilla y Jaén, decide quedarse a vivir mientras dure la
contienda en la capital jienense. Pasada la guerra civil española y después de haber estado
preso en la cárcel de Chupones en Puerto Real, probablemente por problemas de
sus ideas políticas (parece ser que era republicano), o por la zona donde le
cayó el movimiento nacional, se estableció definitivamente en Jaén donde ya
conocía a la mujer que iba a ser su esposa y la madre de sus tres hijos. En el año 1939 retorna de nuevo a los escenarios, comenzando
con un espectáculo en la plaza de toros de Cádiz, al lado de la Niña de los
Peines y el Sevillano, realizando a partir de entonces varias giras por casi
todas las provincias de España en compañía de los mejores artistas de entonces
de esta época conocida en el flamenco como la época de la ópera flamenca,
destacando sus actuaciones junto a Pepe Marchena, sin faltar dos circunstancias
importantes a lo largo de su vida, como eran su cita obligada todos los años a
la Semana Santa jienense para cantarle (según promesa suya) la saeta a Nuestro
Padre Jesús, y sus constantes visitas a su pueblo natal para ver a sus
familiares (todos de la villa puertorrealeña) o reunirse en reuniones flamencas
con la gran cantidad de buenos amigos y no menos aficionados que Canalejas,
siempre tuvo en este rincón suyo, por el que él siempre tuvo un gran apego, a
pesar del comentario que en cierta ocasión hizo él al periodista Tico Medina,
cuando le pregunta sobre su vida en Jaén y no en "su Puerto Real",
respondiendo Canalejas que en Jaén se hacía los huevos con aceite de oliva y en
Puerto Real con brillantina, lo que ocasionó verdaderos disgustos entre los
puertorrealeños, al no interpretarse la frase con el sentido que la quiso
decir, cosa que más tarde el propio Canalejas aclararía.
Antes de dedicarse, según nos cuentan flamencólogos como
Manuel Ríos Ruiz, González Climent o Juan Antonio Ibáñez, a los concursos
(sobre todo de los cantes de Levante), realiza su debut en el famoso tablao de
las Brujas de Madrid en 1960, pasando luego al llamado Torres Bermejas. De entre los muchos premios que cosechara en la última etapa,
antes de morir en 1966, destaca el primer premio de cantes de Levante en el
Concurso Nacional de Córdoba en 1964 y el segundo para profesionales de
Cartageneras, celebrado en la localidad de Cartagena y que ganara de manera
brillante otro gran artista de la época Bernardo el de Los Lobitos en 1965, sin
olvidarnos del año 1963 cuando triunfara de manera espléndida en el Concurso
Nacional de Cantes mineros que se celebra anualmente en la Unión, obteniendo la
famosa y codiciada Lámpara Minera. Aunque ha sido Canalejas, un cantaor poco estudiado, de él
concretamente Ríos Ruiz comentó en cierta ocasión que "entre la maraña de
sus cuplés por bulerías, existía en él un sedimento flamenco digno de
atención", comparándole con Manuel Vallejo y con Pepe Pinto como cantaores
que necesitaban revisarse por parte de los estudiosos.
Por otra parte Juan Antonio Ibáñez, diría del cantaor
puertorrealeño que guardó siempre el equilibrio de un vivido sentido
profesional, junto al amplio conocimiento de un arte que dominaba, mientras que
el famoso y no menos importante flamencólogo Anselmo González Climent, destacó
sobre sus cantes festeros, la personalidad y lo acompasado de sus bulerías
llenas de popularidad e imitación, dándole importancia también (además de por
su personal estilo festero), a las saetas por Canalejas interpretadas,
considerándolo como brillante saetero que compitió con personas de la talla de
Pastora Pavón (La Niña de Los Peines), del Gloria o de Vallejo, sin olvidarse
de la dulzura que imprimía a los cantes de Levante o del fandango, siendo un
intérprete según el mismo González Climent comentara con un repertorio amplio
sin duda en palos poco cantados en esa difícil época flamenca, con cantes como:
La Rosa, El Polo, La Serrana, o la misma Policaña de la que el propio Canalejas
diría a su hijo Fernando como se doblan los tercios del polo para llegar a
través de este macho y los ayes característicos a doblar el polo por la caña
como estrambote o lo desconocido de su cante por soleá, como le diría a su
familia el Maestro Don Antonio Mairena: "tu padre por bulería es un genio,
aunque conoce todo o casi todos los palos".
Pero no acaba lo relacionado con el flamenco al
desgraciadamente desaparecer Canalejas de Puerto Real en Diciembre de 1966 en
lo que a su familia se refiere, pues ahí están sus hijos Fernando y Manuel con
sus actuaciones por su Jaén natal y provincia, aunque no sean profesionales,
dejando ese sabor o "ese gustito" al oírsele como si de una escuela
flamenca se tratara. Ahí está también su sobrina la puertorrealeña Costanza,
ganadora de varios concursos de saetas y fiel intérprete de los cantes de su
tío Juan, hija ésta de su hermana Ana y de su cuñado y gran aficionado y
compañero de no pocas juergas de Juan el conocido popularmente en Puerto Real como
"el Peluca", al que le dedicara varios fandangos nuestro cantaor con
motivo de un accidente importante que tuviera, sin olvidarnos de su otra
sobrina la gaditana al que él desde pequeña, presentara en el mundo de
espectáculo y que después de estar algún tiempo algo retirada, ha vuelto al
cante hace unos años con unos bríos y un compás digno de elogio y ahí está como
una de las mujeres más importantes de lo flamenco y sobre todo de los cantes de
Cádiz: Mariana Cornejo.
Canalejas de Puerto Real falleció en Jaén el año 1966.
DISCOGRAFÍA seleccionada,
EP`s y SINGLES:
Para verlos pulsar el enlace Canalejas de Puerto Real
Carátulas del resto de ÁLBUMES seleccionados:
Fuente: Andrés Bernal Montesinos
Fotografía: elcantejondo.blogspot.com
Carátulas discos: spotify.com/discogs.com
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